Hay personas que, por tener un sistema digestivo un tanto delicado, tratan de seguir casi de manera continuada una dieta blanda. Una dieta de protección gástrica se podría denominar también que, a fin de cuentas, tiene como objetivo esto mismo: el descanso del sistema digestivo.

La dieta blanda se puede hacer, como hemos mencionado, por una patología, para recuperarse de una lesión o, incluso, para preparar al organismo antes de una intervención quirúrgica.

Aunque una dieta blanda puede llevar a perder peso sí que habría que diferenciar entre esta y las dietas para adelgazar propiamente dichas. Como hemos indicado, en realidad, este tipo de dieta viene indicada por otro tipo de cuestiones muy relacionadas con la salud y el aparato digestivo, pero que no suelen tener como primer objetivo la pérdida de peso.

Lo que sí que ocurre es que si se sigue una dieta blanda es muy probable que se consiga adelgazar porque esta misma contará de por sí con alimentos poco grasos para lograr una fácil digestión. Importante, eso sí, ya que se ve implicado el sistema digestivo, que esta dieta se siga como se debe ayudándose de atención médica experta para obtener los mejores resultados posibles.

Si el objetivo principal, en cualquier caso, fuera el de perder peso, siempre nos podemos ayudar de un quemagrasa natural como es Fat Burner que, gracias a su producción a base de plantas ayuda a perder kilos con la dieta que se siga gracias, por ejemplo, al guaraná que ayuda con el gasto energético y promueve la quema de grasas.

1. Ponerse en manos expertas

Si de verdad queremos hacer una dieta blanda como se debe es mejor que un experto la vaya a seguir. Esto lo decimos sobre todo si la dieta blanda se está siguiendo por una patología, para recuperarse de una lesión o cuando se tiene que pasar por el quirófano.

La dieta blanda, además, suele llevar a episodios de diarrea porque el mismo organismo digamos que lo va a tener mucho más fácil para digerir los alimentos que le vayamos a proporcionar. Siempre que se tiene diarrea hay que estar atentos, por ejemplo, a beber bastante agua porque se pierde mucho líquido y si esta se mantiene a medio largo plazo será de hablar con el médico.

2. Lo que sí se debe comer

Hasta aquí seguramente el concepto de dieta blanda estará bastante claro, pero a la hora de tener que comer y seguir, de verdad, esta dieta puede que surjan dudas. No es igual, el hacerse un día, por una cuestión puntual, un arroz blanco y un pollo a la plancha o al horno que mantenerla de manera regular.

Cuando hablamos de dietas blandas nos referimos a aquellas que incluyen alimentos que, por lo general, son de fácil masticación y digestión como: verdura cocida (las verduras frescas, mejor evitarla), pescado blanco, tortilla francesa e, incluso, pan blanco o queso fresco, pero en pequeñas cantidades.

De hecho, no es que nos tengamos que limitar a estos alimentos y ya está sino que deberían ser la base. Después, con la recomendación médica y también viendo cada uno cómo reacciona su organismo puede introducir otros alimentos siempre que se haga en momentos puntuales y, como indicamos, en pequeñas cantidades.

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3. Lo que no se debe comer

Algunos alimentos forman tanto parte de nuestra cultura gastronómica que, a veces, no somos ni conscientes del daño que nos pueden causar. Ni siquiera estamos hablando de alimentos procesados, que por supuesto habría que eliminar, sino de cosas tan en apariencia inofensivas como: verduras y frutas frescas, cereales integrales, zumos cítricos, carnes o pescados grasos, yogures de sabores, quesos curados.

Ante la duda, mejor recurrir a los alimentos mencionados más arriba y a todo aquello que nos daban de pequeños cuando estábamos malos. Cosas como el jamón de york, irá perfectamente para seguir una dieta blanda.

4. No hacer trampas

Esto parece algo obvio, pero la dieta blanda no es como otras dietas. Lo que queremos decir es que cuando uno se la salta y la está siguiendo por una verdadera necesidad, como es el caso de una patología, no es que pueda recuperar algunos gramos perdidos, es que se puede sentir muy mal.

Las personas que tienen el organismo un tanto débil en este sentido y que necesitan un poco más de atención en cuanto a su aparato digestivo, el saltarse la dieta blanda que necesitan les puede llevar a sentir dolor, inflamación, mareos… Así que aunque se tengan tentaciones, que serán normales, mejor tratar de no caer en ellas.

Al máximo, como uno siempre se conoce mejor que nadie, en determinados momentos puntuales, como un evento, se puede hacer una pequeña excepción, pero sin exagerar para evitar el malestar posterior.

5. Hábitos recomendables a tener en cuenta

Los pequeños detalles en esto de la dieta blanda pueden cambiar, y mucho, los resultados. Hablamos, en realidad, de cosas tan simples como

Comer tranquilos

La ansiedad a la hora de comer, el ponernos un tiempo límite, el comer mientras se trabaja… Son cosas que nos lleva a estar con los músculos (también del estómago) en tensión y esto no ayudará a que esa zona no se inflame.

Comer más veces, pero menos

Si has oído hablar de que es mejor comer cinco veces al día, pero menos cantidad que tres y llenarnos hasta más no poder, esto se puede aplicar a la perfección a la dieta blanda. De hecho, con la dieta blanda la idea no es que uno pase hambre, solo ayudar al organismo y para esto mejor que tenga que digerir menos, en más veces.

Hidratarse

Es extraño porque aunque esto se ha repetido ya en muchas ocasiones todavía hay personas que no han interiorizado lo importante que es el mantenerse bien hidratados. A lo largo del día no pueden faltar, al menos, dos litros de agua, más si estamos en los meses de verano. Esto también ayudará al sistema digestivo.

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Dejar de lado los tóxicos

El tabaco y el alcohol no hacen bien a nada y, en este caso, no iba a ser menos. Siempre que se puedan evitar, mejor que mejor. Las personas que requieren de una dieta blanda para adelgazar padecen mucho más sus efectos negativos.

El momento lo es todo

Es importante reposar las horas diarias indicadas, pero nunca tumbarse justo después de comer. Esto nos evitará sufrir de acidez y, además, facilitará el vaciado gástrico correcto.

A parte de la dieta blanda, hay muchas más dietas como la cetogénica que te ayudan a mantener el peso.